La capital de los criminales cibernéticos, Hackerville en Rumanía

Hackerville, la capital de los hackers en Rumanía y un vistazo al pueblo donde la mayor parte de la riqueza viene el crimen cibernético

Fuente:  WorldCrunch
Fuente: WorldCrunch

A principios del mes de abril una campaña de phishing con el logo de Correos volvió a dejar en evidencia las escasas posibilidades de la Policía para detener a los autores de estafas multimillonarias que los hackers llevan a cabo día a día. Incluso el director técnico de PandaLabs explicó que no se sabe quién está detrás del último ataque masivo de phishing que estremeció al país. Difícilmente se sepa quiénes fueron los autores.

Los delitos se cometen pero los autores no pueden ser identificados porque la mayor parte de las veces son profesionales que no dejan ningún rastro de sus fechorías. Ni siquiera la Interpol puede frenar el negocio de los piratas informáticos que ya mueve más dinero en algunas partes del mundo que el tráfico de drogas: cerca de 575.000 millones dólares, el Producto Bruto Interno de un país mediano.

Ranking de ciberataques

Los principales países en el ranking de ciberataques son Rusia, Estados Unidos, China y Ucrania. Pero además de estos cuatro países tan conocidos por albergar criminales cibernéticos, también hay una ciudad en Rumanía que la gente llama con cariño Hackerville (La aldea de los hackers). Se trata de Ramnicu Valcea, conocida también como la capital de los criminales cibernéticos.

Basta con mirar el estilo de vida de muchos de sus habitantes para empezar a sospechar que hay algo escondido detrás de sus formas de vida. Coches de alta gama, viajes a destinos exóticos, joyas y todo tipo de objetos de lujo que tienen una explicación gracias a una interesante investigación de la revista Wired.

Transferencias de dinero millonarias

Ante la inactividad de las autoridades de Rumanía, los jóvenes de entre 20 y 30 años forman parte de los más selectos grupos de criminales cibernéticos del mundo. Son expertos en llevar adelante estafas por miles de dólares a empresas mediante comercio electrónico y ataques de malware. Eligen sus objetivos en base a las cantidades de dinero que les pueden sacar mediante un trabajo de investigación previo muy detallado y exhaustivo. Hackerville es la ciudad donde los hackers demuestran que los ataques domésticos han pasado de moda y que los nuevos objetivos son las pequeñas y medianas empresas a las que se les pueden sacar cantidades mucho más grandes de dinero que a un objetivo personal.

Los criminales cibernéticos de Rumanía viven en Hackerville y trabajan para organizaciones muy sofisticadas, con altos niveles de profesionalización y jerarquías estrictas. El cibercrimen internacional ha tomado como sede un pueblo rumano que hasta 1989 solamente contaba con dos automóviles Dacia circulando por sus calles, y con un acceso a las telecomunicaciones que era escaso o nulo.

Con la caída del gobierno de Nicolae Ceausescu, quién fuera ejecutado junto con su esposa, marcó un antes y un después en la ciudad. Las estafas fueron la única forma en la que muchos niños encontraron la forma de subsistir y ese espíritu pícaro y criminal forjó la personalidad de los hombres que hoy llevan adelante una de las actividades criminales más rentables y de mayor crecimiento de los últimos años.

De ventas de coches a transferencias por Western Union

En principio los criminales cibernéticos de Hackerville hicieron grandes ganancias mediante estafas vendiendo automóviles en Internet, pero pronto empezaron a ganarse mala fama y hacia 2005 decidieron depurar su técnica y empezaron a utilizar intermediarios para recibir los pagos en Western Union y otras plataformas de envío de dinero como MoneyGram.

La red de criminales internacionales con sede en Hackerville cada día crece más. Depuran sus técnicas y utilizan todo tipo de conocimientos en informática para robar dinero y estafar a empresas de todo tipo de rubros. Hoy las fuerzas del orden no tienen forma de detener el crecimiento de esta criatura. Por cada intermediario que atrapan la red de criminales cibernéticos incorpora dos o tres más. Se vuelve una tarea titánica detenerlos y al final el objetivo principal sigue lejos: encontrar a los verdaderos responsables.

Los intermediarios solamente son el chivo expiatorio que tienen las autoridades para demostrar que hacen algo, pero los hackers siguen mejorando y la policía no tiene los medios ni el conocimiento para desmantelar la organización que por ahora tiene una de sus tantas sedes en la ciudad de Rumanía de Ramnicu Valcea.

Romeo Chita

Romeo Chita es uno de los intermediarios que fue atrapado. Empezó a trabajar como “mulero” en Reino Unido y entendió muy rápido cómo funcionaba el negocio. Creó su propia red y adquirió un nivel de vida tan ostentoso que las autoridades de Rumanía lo detuvieron en 2008. Solamente pasó 14 meses en prisión.

“No sabe hablar en inglés, no pudo haber publicado anuncios o intercambiado correos electrónicos con los compradores. Ni siquiera tiene una dirección de correo electrónico. ¿Cómo puede llevar a cabo fraudes por Internet?”

Así defendía su hermana a Romeo Chita en la entrevista de la revista Wired. Sin pruebas ni mecanismos para encontrar a los responsables de los ataques informáticos, la lucha contra los criminales cibernéticos forma parte de una nueva tendencia que cada año preocupa más a las autoridades de Interpol y a las fuerzas de seguridad locales. En cada país. El crecimiento es totalmente desproporcional en la jerarquía de crimen cibernético si se lo compara con los recursos que tienen los países para luchar contra esta modalidad que se basa en el engaño, las estafas y los malware para mover millones alrededor de todo el mundo con ventas de productos y otras estafas similares.

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