Probablemente después de leer el título se hayan quedado a cuadros. Yo también lo hice cuando leí la noticia. Y es que me preguntó yo cuántos años de cárcel serán de condena en Etiopía por robar, o por matar a alguien, que digo yo que serán delitos mayores que usar Skype. ¿No les parece? Pues bien, dejando las críticas occidentales de lado, me he metido a ver que es lo que ha llevado al gobierno etíope a tomar tal media, que aunque absurda para mi mentalidad podía tener sentido en alguna situación concreta.
Y efectivamente no lo tenía, al menos más allá de intentar frenar la libre expresión del individuo, la democracia y la libertad de reunión. Y es que se ha demostrado por activa y pos pasiva el poder que pueden tener los servicios de redes sociales y de VOIP en cuanto a revueltas populares se refiere, y los gobiernos a los que no les ha tocado sufrirlos y que los han visto en sitios como Túnez, Egipto o incluso en Siria, se han lazado directamente a bloquearlos.
Lógicamente, como demócrata no puedo si no tachar de estúpido procurar callar al pueblo, el cual, siempre ha demostrado tener un alto poder de mantener la calma en dictaduras que han durado años, pero que luego por algún lado, la revuelta acaba explotando. Y lo que me parece todavía más increíble es que sigamos haciendo la vista gorda ante este tipo de injusticias, porque para eso están los organismos internacionales, que digo yo, algo tendrán que decir ante el hecho de que se prohiba el VOIP en Etiopía bajo pena de cárcel de 15 años. ¿O no?
