En los últimos tiempos, la sextorsión se ha convertido en una amenaza creciente, afectando de manera preocupante a los menores. Esta forma de chantaje implica el uso de material sexualmente explícito, como fotos o vídeos íntimos, para coaccionar a las víctimas y obtener algún tipo de beneficio. Los ciberdelincuentes suelen manipular a los menores a través de falsas promesas de relaciones, aparentes ciberamigos o tras un primer envío de contenido por parte del agresor. Una vez que el menor confía y envía su contenido íntimo, comienzan las amenazas de difundirlo entre sus contactos de redes sociales, exigiendo más contenido o incluso pagos económicos para frenar la difusión.
La modalidad de sextorsión a través de malware añade un componente tecnológico que incrementa el riesgo, especialmente debido a la vulnerabilidad propia del desarrollo emocional de los menores, su inexperiencia, presión de grupo y falta de conocimiento sobre la privacidad en la red. Los extorsionadores actúan en entornos digitales frecuentados por menores, como redes sociales, plataformas de videojuegos, mensajería instantánea o correo electrónico. Por ello, es crucial educar a los jóvenes sobre privacidad y seguridad en línea, además de concienciarles sobre las consecuencias sociales, emocionales y legales del intercambio de contenido íntimo.
El malware es un software malicioso que los ciberdelincuentes utilizan para infectar dispositivos y acceder a imágenes o vídeos de carácter sexual, ya sea a través de la cámara web, archivos almacenados en el dispositivo o aplicaciones. Los delincuentes suelen ganarse la confianza del menor aprovechándose de la falta de medidas preventivas de seguridad.
Entre las estrategias más comunes utilizadas por los criminales están el envío de correos electrónicos con ofertas tentadoras, premios falsos, contenido exclusivo, videojuegos o dinero virtual que contienen archivos adjuntos o enlaces maliciosos. También se valen de perfiles falsos en redes sociales y técnicas de ingeniería social para ganarse la confianza del menor y establecer falsas amistades. En los videojuegos online, utilizan el chat para ofrecer contenido exclusivo o gratuito que incluye enlaces maliciosos o archivos con malware. Otro método es el hacking, donde acceden a plataformas donde el menor ha almacenado contenido íntimo para coaccionarle, o mediante el control de la cámara web a través de malware de acceso remoto. Las aplicaciones de mensajería instantánea también son utilizadas para manipular a los menores.
Para prevenir la sextorsión, es vital fomentar el desarrollo del pensamiento crítico en los menores y concienciarles sobre la importancia de cuidar su privacidad y la de otros. Algunas medidas recomendadas incluyen revisar la configuración de sus cuentas, usar contraseñas seguras y mantener actualizados el antivirus y el sistema operativo de sus dispositivos. Es fundamental que eviten descargar archivos y abrir enlaces sospechosos de desconocidos.
También se recomienda no hacer clic en enlaces sospechosos sin verificar su procedencia y desconfiar de premios y ofertas tentadoras. Es importante desactivar la cámara web cuando no esté en uso y pasar el antivirus antes de abrir archivos adjuntos. Además, es crucial no ceder a los chantajes y recordar que acceder a las peticiones del extorsionador no garantiza el fin de la extorsión.
Para obtener más información y recursos sobre cómo actuar frente a casos de sextorsión a menores, se recomienda visitar las páginas y materiales proporcionados por entidades especializadas. En situaciones de ciberseguridad, siempre es aconsejable solicitar ayuda a una persona adulta de confianza y contactar con el servicio gratuito de ayuda al número 017.