La discusión sobre una «carrera de inteligencia artificial» (IA) ha sido objeto de continuo debate en internet. Sin embargo, la pregunta clave es: ¿qué es realmente una «carrera de IA»? Y si, de hecho, es una carrera, ¿qué encuentra en la meta? ¿Es el algoritmo más avanzado, una característica de gran beneficio para el cliente, o el ecosistema más rentable? Además, ¿dónde permitirá la Ley de Competencia un equilibrio de todos estos elementos en un espacio que avanza tan rápido?
Antes de profundizar, es crucial entender lo que las empresas han presentado en esta «carrera». En junio, Apple anunció en su Conferencia Mundial de Desarrolladores (WWDC) «Apple Intelligence», que incluye la capacidad de ajustar el tono y estilo de respuestas escritas en aplicaciones, priorizar correos electrónicos y notificaciones urgentes, junto con la habilidad de escribir expresiones matemáticas en notas utilizando el Apple Pencil y obtener respuestas en la caligrafía del usuario.
Esta funcionalidad es la columna vertebral de una arquitectura de nube sustancial llamada «Private Cloud Compute» (PCC), que procesa la solicitud del usuario únicamente para ese propósito sin ninguna visibilidad para Apple, y se borra una vez cumplida la solicitud.
En mayo, Microsoft anunció hardware enfocado en IA denominado «Copilot + PC», con chips de silicio capaces de realizar 40 billones de operaciones por segundo, siendo veinte veces más potentes y cien veces más eficientes para cargas de trabajo basadas en IA.
El telón de fondo de ambos anuncios es OpenAI, la compañía que lanzó ChatGPT en noviembre de 2022 y Sora en febrero de 2024.
Dejando de lado los últimos desarrollos, las empresas tecnológicas han ampliado sus ofertas de hardware y software a lo largo de los años. Con la funcionalidad de Inteligencia Artificial (IA) y el Aprendizaje Automático en Dispositivos (ODML) convirtiéndose en la norma, los reguladores están monitoreando de cerca las ofertas para garantizar el acceso justo al mercado y precios justos.
La competencia en este sector no solo asegura igualdad de condiciones para las empresas sino que también garantiza que los consumidores obtengan un trato justo y acceso a una amplia gama de productos y servicios, contribuyendo al crecimiento económico. Las prácticas anticompetitivas pueden resultar en precios más altos y en la dilución de oportunidades de mercado para otras organizaciones. En el Reino Unido, la Autoridad de Mercados y Competencia (CMA) promueve la competencia y aborda el comportamiento anticompetitivo.
Las áreas supervisadas incluyen fusiones (con la capacidad de bloquearlas si reducen sustancialmente la competencia), informar a individuos y empresas sobre sus derechos y obligaciones bajo la ley de competencia y consumo, y proteger a las personas de prácticas comerciales desleales derivadas de problemas de mercado más amplios. En cuanto a la regulación tecnológica, se han implementado medidas sustanciales.
El 21 de abril de 2024, la Unión Europea aprobó la Ley de IA, la primera ley independiente del mundo que regula el uso de la inteligencia artificial. Esta nueva ley adopta un enfoque basado en el riesgo con diferentes requisitos según el nivel de riesgo:
– Riesgo inaceptable: Prácticas de IA que se consideran una amenaza clara para los derechos fundamentales, como sistemas que manipulan el comportamiento humano.
– Riesgo alto: Sistemas de IA que deben seguir reglas estrictas, como conjuntos de datos de alta calidad y supervisión humana.
– Riesgo limitado: Sistemas de IA donde se debe informar a la persona si está interactuando con un sistema de IA, y en casos de deepfakes, se debe declarar que el contenido ha sido generado artificialmente.
Reino Unido, por otro lado, adoptó un enfoque basado en principios a partir del libro blanco de 2023, «Un Enfoque Pro-Innovación para la Regulación de la IA». Reconociendo la necesidad de acciones legislativas futuras, este camino identifica cinco principios para establecer un marco regulador:
– Seguridad, seguridad y robustez
– Transparencia y explicabilidad apropiadas
– Justicia
– Responsabilidad y gobernanza
– Impugnabilidad y reparación
El gobierno anterior no delineó planes para la introducción de un regulador de IA, dejando que los reguladores individuales implementen estos principios basados en leyes y regulaciones existentes, y presenten sus planes al gobierno en abril de este año.
Aunque el gobierno actual ha esbozado planes para aumentar la financiación en tecnologías de IA, los detalles exactos del Departamento de Ciencia, Innovación y Tecnología aún están por delinearse.
Con diferentes enfoques, surgen preguntas sobre cómo puede aplicarse y hacerse cumplir cada uno y la efectividad resultante para dar forma a políticas futuras. Reconociendo que ambos enfoques estarán sujetos a un escrutinio sectorial variable, se mantiene el cumplimiento sectorial a medida que los casos de uso de IA se expanden. Las organizaciones en sectores donde los reguladores entienden poco sobre los sistemas de IA podrían identificar oportunidades para prácticas anticompetitivas.
Desde una perspectiva de la Unión Europea, la competencia dentro del mercado interno podría distorsionar la efectividad de la Ley de IA, requiriendo incrementar los marcos de estándares de competencia para estar alineados con los valores constitucionales de la UE. Se espera ver si el gobierno actual continuará con el enfoque basado en principios o adopte uno similar al de la UE.
En conclusión, la convergencia de la comprensión de la IA, principios, casos de uso sectoriales, y leyes no está destinada únicamente a una carrera de IA. En cambio, debe verse como un esfuerzo para aumentar la comprensión, humanizar los casos de uso y equilibrar la relación entre derecho y tecnología, asegurando que la sociedad pueda ver y sentir los beneficios de las tecnologías de IA.