La tendencia de las compras en línea sigue en aumento, convirtiéndose en una práctica común tanto para consumidores como para empresas. La vida moderna, marcada por el constante ajetreo, ha llevado a muchos a optar por la comodidad de adquirir productos desde la comodidad de su hogar y recibirlos en un corto período de tiempo. Sin embargo, este fenómeno también ha atraído la atención de los ciberdelincuentes, quienes buscan aprovecharse de la creciente digitalización del comercio.
La principal preocupación para los consumidores es la posibilidad de que sus datos bancarios sean robados. Este riesgo no solo afecta a los clientes de diversos comercios electrónicos, sino que también debería ser una preocupación para las empresas. El fraude a través de una página web puede significar no solo la pérdida de productos y dinero, sino también un daño significativo a la reputación de la empresa.
Una técnica comúnmente utilizada por los ciberdelincuentes es el carding. Esta consiste en obtener un listado de tarjetas de crédito robadas y realizar pequeñas compras en comercios electrónicos para verificar su validez. Estas transacciones, debido a sus cantidades mínimas, suelen pasar desapercibidas para el titular de la tarjeta hasta que se realiza una compra mayor, que es el objetivo principal del fraude.
Los datos de las tarjetas de crédito son obtenidos de diversas formas. Uno de los métodos más comunes es a través de la Dark Web, una parte del internet donde se llevan a cabo actividades ilegales, incluyendo la compra y venta de números de tarjetas de crédito. Además, técnicas como el keylogging, phishing y el uso de skimmers en lectores de tarjetas bancarias son utilizadas para robar información sensible.
Para prevenir estas actividades fraudulentas en los negocios online, existen varias medidas de seguridad que se pueden implementar. Una de las más comunes es el uso de CAPTCHA, que ayuda a distinguir entre usuarios humanos y bots automatizados. También es crucial contar con una pasarela segura de pago que requiera autenticación adicional por parte del cliente, añadiendo una capa extra de protección contra el fraude.
Otra medida preventiva es monitorear comportamientos sospechosos en las compras, como transacciones múltiples en un corto período de tiempo o discrepancias entre la dirección de facturación y la dirección IP desde la que se realiza la compra. Mantener un comercio online seguro es esencial no solo para proteger la empresa, sino también para mantener la confianza de los clientes, fundamentales para el éxito de cualquier organización.
En caso de enfrentar problemas de ciberseguridad, se puede contactar con la Línea de Ayuda en Ciberseguridad de INCIBE (017) o utilizar los canales de mensajería instantánea de WhatsApp (900 116 117) y Telegram (@INCIBE017). Asimismo, el formulario de contacto disponible en la web de INCIBE, seleccionando la opción para usuarios de empresa o profesionales, permite acceder a la ayuda de expertos que pueden resolver conflictos relacionados con el uso de tecnología y dispositivos conectados.
Este contenido ha sido realizado con fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, financiado por la Unión Europea (Next Generation EU). vía: INCIBE