WhatsApp fuerza el salto en Windows 11 a su nueva app “web”: más pesada, más lenta y con un coste real en RAM

Durante meses, WhatsApp para Windows 11 había sido uno de esos raros ejemplos en los que una gran app de mensajería se sentía “nativa”: abría rápido, consumía pocos recursos y se integraba razonablemente bien en el sistema. Ese escenario está cambiando. Meta está acelerando la sustitución del cliente nativo por una nueva versión basada en tecnología web (a través de WebView2, el motor de Microsoft basado en Chromium) y, con ello, está empujando a los usuarios a un cambio que muchos consideran un paso atrás.

La transición no está llegando de golpe, sino por fases. Según ha ido reportando Windows Latest, a finales de octubre algunos usuarios empezaron a ver avisos sobre un cierre de sesión obligatorio ligado a una actualización, y desde principios de noviembre el proceso se ha ido extendiendo. En diciembre, la publicación describe una nueva oleada de advertencias para más equipos con Windows 11, con mensajes que avisan de que serán desconectados y deberán iniciar sesión de nuevo para completar el cambio.

Un cambio de estrategia: menos “app de Windows”, más “contenedor de web”

El movimiento responde a una tendencia cada vez más común: unificar productos en múltiples plataformas con una base de código más homogénea. En vez de mantener un cliente nativo específico para Windows, Meta apuesta por una app que, en la práctica, carga una experiencia muy parecida a la de WhatsApp Web dentro de un contenedor.

Sobre el papel, esto acelera el desarrollo y facilita que funciones como Canales, Comunidades o mejoras de Estado lleguen antes y con menos esfuerzo. En la práctica, el coste suele pagarse en rendimiento, consumo de memoria y sensación de fluidez, especialmente en equipos modestos o en portátiles donde cada mega de RAM cuenta.

Y justo ahí es donde llegan las críticas.

“Hasta 7 veces más RAM” y tiempos de carga desesperantes

Las cifras que más están circulando estos días vienen de pruebas publicadas por Windows Latest. Su conclusión es demoledora: la nueva app basada en WebView2 puede consumir varias veces más memoria que el cliente nativo anterior.

En su análisis, el medio llega a mostrar escenarios en los que la aplicación web arranca ya con unos cientos de MB y puede moverse en rangos de 600 MB en reposo, subiendo hasta alrededor de 1,2 GB al desplazarse por mensajes o cargar contenido, algo que para muchos usuarios resulta difícil de justificar en una app de mensajería. Además, describe comportamientos poco agradables: transiciones menos fluidas, respuesta más lenta al cambiar de chat y una sensación general de “pesadez” comparada con la versión nativa.

A esto se suma un punto que irrita especialmente: incluso al cerrar la ventana, la app puede seguir activa en segundo plano para mantener notificaciones (lo típico de muchos clientes modernos), lo que implica que el consumo no siempre desaparece cuando el usuario cree que “ya la ha cerrado”.

¿Por qué Meta puede “forzar” el cambio?

El mecanismo es simple: cuando una plataforma decide que una versión antigua deja de ser soportada (por motivos de mantenimiento, seguridad o roadmap), empieza a usar avisos, cierres de sesión y actualizaciones obligatorias para mover a la base de usuarios al nuevo cliente. No hace falta que sea un “apagón” total desde el día uno; basta con ir empujando por oleadas, reduciendo opciones y, con el tiempo, dejando la versión anterior fuera.

En la práctica, el usuario se encuentra con un dilema:

  • actualizar y asumir el nuevo comportamiento (más consumo y menos fluidez), o
  • intentar aguantar temporalmente en la versión anterior, con el riesgo de que se quede sin soporte o deje de funcionar.

Qué puede hacer un usuario para reducir el impacto

Aunque el cambio se perciba como inevitable, hay pequeños ajustes que pueden ayudar a que la app no se “coma” el equipo:

  • Desactivar el arranque automático si la app se inicia con Windows y el PC va justo de recursos.
  • Evitar que quede minimizada en segundo plano si el usuario prefiere cerrar de verdad la aplicación (Windows Latest señala opciones internas relacionadas con minimizar a la bandeja del sistema).
  • Vigilar el uso real en el Administrador de tareas para identificar si el consumo se dispara en momentos concretos (por ejemplo, al abrir ciertos chats, cargar multimedia o hacer videollamadas).
  • Valorar el uso en navegador (WhatsApp Web) si, en un caso concreto, resulta más estable o manejable para ese equipo (dependerá mucho de los hábitos y del navegador, pero algunos usuarios prefieren ese control).

Un apunte importante: desactivar actualizaciones automáticas puede retrasar el cambio, pero también puede dejar al usuario sin parches o correcciones. En mensajería, eso no es un detalle menor.

El trasfondo: la “webificación” de Windows también tiene costes

El caso de WhatsApp se entiende mejor en un contexto más amplio: Windows vive desde hace tiempo una tensión entre aplicaciones nativas y experiencias web “empaquetadas”. Para los desarrolladores, las segundas son más baratas de mantener. Para el usuario final, a menudo significan más RAM consumida, más procesos en segundo plano y una integración menos fina.

Windows Central ya había advertido meses atrás de que la reconstrucción de WhatsApp para Windows con tecnología web implicaría un consumo mayor y un enfoque menos “nativo”. Lo que ahora está ocurriendo es la materialización de ese giro, con pruebas y quejas que apuntan a que el impacto puede ser notable.

Preguntas frecuentes

¿La nueva app de WhatsApp para Windows 11 es “Chromium”?
No es un navegador como tal, pero se apoya en WebView2, que utiliza la tecnología de Microsoft Edge basada en Chromium para renderizar contenido web dentro de una aplicación.

¿Por qué consume tanta RAM en comparación con la app nativa?
Una app web dentro de un contenedor suele arrastrar más capas (motor web, procesos auxiliares, cachés, service workers para notificaciones, etc.). En equipos con menos RAM o con muchas apps abiertas, ese extra se nota más.

¿Se puede evitar la actualización?
Algunos usuarios pueden retrasarla desactivando actualizaciones automáticas, pero Meta puede bloquear la versión antigua en cualquier momento. Además, quedarse atrás puede implicar riesgos de seguridad o incompatibilidades.

¿Hay alguna alternativa si el PC va lento con la nueva app?
Como solución práctica, algunos usuarios optan por usar WhatsApp Web en el navegador, reducir procesos en segundo plano y desactivar el arranque automático. En entornos profesionales, puede ser recomendable revisar políticas internas y equipos si WhatsApp es crítico en el flujo de trabajo.

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