Internet libre o jardines vallados: por qué nos conviene recuperar el control (y cómo hacerlo)

La conversación digital se ha desplazado a plataformas cerradas —X, Facebook, TikTok…— que deciden qué vemos, a quién seguimos y cuándo podemos hablar. Para cualquier usuario, no solo para los “techies”, la libertad en Internet va de algo tan básico como mantener tu voz, tus contactos y tus contenidos aunque una plataforma cambie las reglas.

Cuando la plaza pública tiene dueño

Durante años aceptamos la comodidad de los “feeds” infinitos. A cambio, cedimos tres cosas esenciales:

  • Alcance bajo llave: un algoritmo decide si tus amigos o clientes ven lo que publicas.
  • Identidad prestada: tu perfil depende de un proveedor; si te suspende, desapareces.
  • Datos cautivos: mover contactos, publicaciones o suscriptores a otro servicio es difícil o imposible.

El resultado es frágil: una decisión automatizada puede cortar de raíz tu presencia digital.

Un ejemplo reciente: el caso @carrero

La cuenta @carrero, del empresario tecnológico David Carrero Fernández-Baillo (cofundador de Stackscale e inversor en proyectos como Acumbamail, Genially, Mailtrack, Product Hackers o Color Vivo), fue suspendida en X por “inautenticidad” pese a ser suscriptor Premium y tener rastro público verificable. Ha solicitado revisión manual y que se identifique la publicación o conducta concreta para corregirla. Independientemente de cómo termine, el episodio muestra un riesgo claro: si toda tu presencia depende de un jardín vallado, no controlas tu futuro digital.

Por qué la libertad en Internet nos afecta a todos

  • Personas: fotos familiares, hilos de viajes, redes de apoyo… perder la cuenta puede borrar años de recuerdos y relaciones.
  • Creadores: un cambio de algoritmo puede hundir ingresos sin explicación.
  • Pymes y ONGs: si el canal principal es una plataforma privada, una suspensión o caída puede afectar ventas, donaciones y reputación.
  • Sociedad: concentrar la conversación en unos pocos dueños reduce pluralidad y resiliencia democrática.

¿Volver al Internet abierto de los 90-2000? Sí, pero actualizado

No se trata de nostalgia, sino de recuperar principios que siguen vigentes:

  • Tu casa, tu dominio: publicar en una web propia garantiza que el contenido es tuyo.
  • Protocolos abiertos: RSS/Atom para seguir sitios, correo para listas, ActivityPub (Mastodon, Pixelfed, PeerTube) para redes federadas, Matrix para mensajería…
  • Portabilidad: en el ecosistema abierto puedes migrar de proveedor sin perderlo todo.

Lo razonable hoy es un enfoque híbrido: publica en tu web y replica en plataformas para llegar a más gente, pero que la copia maestra nunca esté cautiva.

Guía rápida para cualquier usuario (sin ser experto)

  1. Compra tu dominio (tu-nombre.es, tu-marca.com) y crea una web sencilla. Un constructor visual o un sitio estático bastan.
  2. Activa RSS (la pestaña “Suscribirse”) y ofrece una newsletter con exportación de suscriptores.
  3. POSSE: Publish (on your) Own Site, Syndicate Elsewhere. Publica en tu web y comparte el enlace en X, Facebook, Instagram o TikTok.
  4. Abre un perfil federado (por ejemplo, Mastodon) y enlázalo desde tu web. Aunque tu audiencia principal siga en redes cerradas, empezarás a diversificar.
  5. Exporta y haz copias: descarga periódicamente tus datos de cada plataforma y guarda una copia en tu nube o disco.
  6. Identidad verificable: usa tu dominio para enlazar perfiles (rel=me) y activa la verificación en dos pasos en todas partes.

Para creadores, medios y empresas

  • Centro de gravedad propio: artículos, vídeos y catálogos primero en tu web; redes como amplificadores.
  • Feeds y APIs: ofrece RSS y, si puedes, un sencillo JSON/Atom; facilitarás integraciones y tráfico recurrente.
  • Comunidad portable: newsletter con listas exportables y políticas de privacidad claras.
  • Analítica bajo control: mide en tu sitio (sin rastreo invasivo) y evita depender solo de métricas de “likes”.
  • Plan de contingencia: define qué harías si mañana te suspenden el perfil principal (dominios alternativos, canales espejo, contactos clave).

Objeciones habituales (y respuestas cortas)

  • “Ahí no está mi audiencia.” Úsalo en paralelo: las plataformas cerradas atraen; tu web retiene.
  • “Es más complejo.” Un poco, sí. Pero hoy hay herramientas y proveedores que lo simplifican. Y el coste de no hacerlo es quedarte sin voz cuando más la necesitas.
  • “Las redes abiertas son más pequeñas.” Crecen a buen ritmo y, sobre todo, no te dejan sin nada si cambias de servidor.

Señales de que vas por buen camino

  • Tu web es la fuente original y todo lo demás apunta a ella.
  • Puedes migrar hosting sin perder contenidos ni suscriptores.
  • Si una plataforma falla, sigues en contacto con tu comunidad por newsletter o RSS.

Conclusión: libertad práctica, no teórica

La libertad en Internet no es un eslogan; es poder publicar, migrar y mantener relaciones sin pedir permiso a nadie. El caso de @carrero recuerda que el “todo en una sola plataforma” es cómodo… hasta que deja de serlo. La transición al modelo abierto es gradual y requiere constancia, pero está al alcance de cualquier usuario: un dominio, una web sencilla, un feed, una newsletter y presencia federada. Con eso, ya has recuperado gran parte de tu soberanía digital.

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