En muchos casos, las redes sociales y los servicios de mensajerÃa son sinónimo de problemas de pareja. No porque lo sean en sà mismos, si no lógicamente por el uso que hacemos de ellos. Sin embargo, con tanta digitalización de la vida diaria, parece que se están convirtiendo en pruebas a la hora de un juicio por divorcio o por separación, es decir, que con ellas se demuestra en la mayorÃa de los casos una infidelidad.
Y aunque creo que las leyes, y la manera de hacer justicia deben ir cambiando a medida que lo hace la sociedad, y no me parece mal lo que se empieza a implementar en juzgados de todo el mundo, hay que dejar claro que no es que desde que hayan aparecido los chats, los servicios de mensajerÃa o las redes sociales se han incrementado las infidelidades. Simplemente, hemos cambiado el modo de hacerlo.
Por eso, cada vez que veo noticias de este tipo, me gustarÃa dejar claro que la culpa no es de los servicios en sà mismos, los cuáles sirven también para comunicarnos, para reuniones de trabajo o para hablar con los que no tenemos cerca en un determinado momento. La culpa es sin duda de quién los usa con dichos fines. ¿A ustedes qué les parece? ¿Tengo o no tengo razón?