Las redes sociales y los programas de mensajería instantánea se han vuelto un gran problema a la hora de medir la productividad en la oficina. Los estudios muestran que más del 30% de los trabajadores revisan sus redes sociales en horas de oficina y más del 50% se mantiene en contacto con amigos y familiares mediante WhatsApp y similares, todo durante horas de trabajo.
Internet llega a todas partes y es muy difícil prescindir de sus ventajas de comunicación y entretenimiento cuando estamos acostumbrados a ello. En las oficinas muchas veces hay tiempo muerto que en el pasado se utilizaba para jugar al Tetris, leer periódicos o conversar unos minutos con el compañero de tareas, pero ahora las redes sociales han ocupado ese lugar y roban mucho tiempo.
Hecha la ley, hecha la trampa
El 40% de los empleados europeos tienen restricciones y prohibiciones relacionadas con el uso de Facebook en el puesto de trabajo. Sin embargo el 33% de estos empleados afirman conocer las prohibiciones y arriesgarse a burlarlas todo el tiempo, accediendo regularmente a la red social en horas de trabajo pese a las órdenes expresas de no hacerlo.
Las normas de prohibición de Internet suelen generar un clima de desconfianza en la oficina que ya de por sí genera menor productividad, pero además no funcionan porque los empleados se las ingenian para burlar las restricciones y seguir revisando redes sociales o comunicándose a través de mensajería instantánea.
En España la generación de lo Millenials, personas entre 18 y 34 años que crecieron bajo la época de prosperidad económica, desafía las prohibiciones de manera frecuente, pero los que más lo hacen son los británicos. Luego están los alemanes, en tercer puesto los españoles, y luego italianos, belgas y holandeses. En Francia está la menor tasa de rebeldes, solo 1 de cada 5 empleados accede a Internet contra las órdenes de sus empleados.