El fenómeno del sexting se extiende cada día más entre los jóvenes y llama la atención de padres, profesores y especialistas. Las nuevas tecnologías y la mensajería efímera permiten que los mensajes con contenido sexual sean más directos y habituales. El anonimato ayuda a no tener vergüenza y la imaginación de adolescentes y adultos vuela.
Los jóvenes de entre 10 y 16 años ya han tenido, al menos en un 10%, contacto con fotos eróticas compartidas a través de redes sociales o programas de mensajería. ¿En qué momento hay que preocuparse? ¿Qué pueden hacer los padres para evitarlo?
Sexting, fotografías y mensajes para estimular la líbido
El fenómeno de sexting tiene diferentes versiones, desde los chats con frases y contenido erótico hasta la práctica de fotografiarse en actitud provocativa y enviar las imágenes a gente de confianza, parejas o amigos. Los jóvenes cada vez están más acostumbrados a esta práctica gracias a aplicaciones como Snapchat que destruyen el mensaje pocos segundos después de vistos.
Al principio el sexting (unión de las palabras sex y texting) estaba centrado en conversaciones de naturaleza sexual, luego también pasó a utilizarse para hablar de compartir fotografías y videos de contenido sexual.
En los más jóvenes estas prácticas pueden causar graves daños en la psicología. Muchos de ellos desconocen el destino final de sus fotos y videos, por eso los profesionales sostienen que es una práctica muy peligrosa para los menores.
Casi un 10% de los jóvenes de entre 10 y 16 años han estado expuestos a situaciones de sexting. Intercambian fotos para fanfarronear, generar morbo y excitación. El problema reside en los usuarios que deciden difundir las imágenes y allí empiezan el acoso y los problemas en los grupos sociales.
Un novio despechado, un amigo cuyo amor no es correspondido o una ex novia dolida pueden postear estas imágenes y crear todo tipo de problemas para la psicología de los jóvenes.
